Ventajas de los frenos de disco en las bicicletas de carretera

La aparición de los frenos de disco en las bicicletas de carretera ha generado una polvareda dentro del pelotón profesional que ha hecho que muchos aficionados desconfíen de ellos. Al margen de su idoneidad o no en el ciclismo de competición, no cabe duda de que se trata de una de las mayores innovaciones que se ha hecho sobre las bicicletas y cuyas ventajas para ciclistas amateurs son manifiestas. Os contamos el porqué de esta situación.

Desde que hace algo más de cinco años comenzaran a producirse las primeras bicicletas con frenos de disco, su uso se ha extendido notoriamente entre cicloturistas y amateurs. La razón es bien sencilla: en cuanto a propiedades técnicas los frenos de disco son infinitamente mejores que los frenos de zapata de toda la vida.

Sin lugar a dudas, con el sistema de disco la frenada es de mayor calidad. Así, podemos apurar más sin miedo a que, tras un pronunciado descenso, el freno pierda potencia. Además, evitamos el problema de que la llanta se caliente demasiado por estar apretando el freno constantemente a lo largo de la bajada.  

Otro de los aspectos beneficiosos de los frenos de disco es que mantienen su eficacia a pesar de las circunstancias climatológicas. Desde siempre la lluvia ha sido un peligroso enemigo para los ciclistas porque hacía que sus frenos perdiesen calidad. Así, el ciclista necesitaba cierta experiencia a la hora rodar con lluvia. Los discos, en cambia, garantizan seguridad incluso a ciclistas con carencias técnicas. 

Finalmente, el mantenimiento de los frenos de disco es igual de sencillo y fácil de hacer que el de los frenos de zapata. En ambos casos debe realizarse periódicamente con la diferencia de que en el sistema tradicional cambiamos el cableado y, en el de disco, purgamos los frenos. Además, gracias a los nuevos diseños, cada vez es más fácil montar y desmontar una rueda con discos.

Pero, ¿qué ocurre en el ciclismo profesional?

Lo habitual es que las novedades técnicas se extiendan primero en el pelotón profesional y, posteriormente, lleguen a los aficionados. En este caso, en cambio, ha ocurrido completamente lo contrario. Los aficionados han acogido con agrado la nueva innovación y los profesionales con escepticismo. Los factores que explican este inusual fenómeno son dos: la seguridad y el peso.

Algunos ciclistas consideran que los frenos de disco son peligrosos por su capacidad para producir cortes en la piel. El caso más mediático fue el de Fran Ventoso en la París-Roubaix que, tras sufrir una caída, la bici de un compañero le produjo un corte en la rodilla.  Este y otros incidentes ha hecho que algunas carreras autoricen su uso y otras no, que algunos ciclistas estén a favor y otros en contra. Sin embargo, ¿son más peligrosos los frenos de disco que los dientes de un plato por ejemplo? La polémica está servida. 
     
El segundo hándicap que ven los profesionales en las bicicletas con frenos de disco es su peso. Este sistema añade unos 300 o 400 gramos más a la bicicleta, un lastre que muchos ciclistas no están dispuestos a asumir. Un ejemplo es el del colombiano Nairo Quintana que declaró en una ocasión que se trataba de una tecnología pesada y, por tanto, contraproducente. 

Como era de esperar la tecnología ya se ha puesto en marcha y está investigando con nuevos materiales que aligeren los discos y los hagan menos peligrosos. Por ello, todo indica que los frenos de disco terminarán imponiéndose, igual que ocurrió en las bicicletas de montaña hace diez años. 

Sea como fuere, nuestra opinión es que trata de un gran avance tecnológica al que los aficionados no deberían temer. De hecho, tras su accidente, el propio Fran Ventoso escribió una carta abierta en la que desaconsejaba el uso de frenos de disco en competición pero en el que afirmaba lo siguiente: “Soy el primero en recomendar los frenos de disco, bien sea para ciclocross o para un ciclodeportista que sale con sus amigos a disfrutar de nuestro deporte”.